Puede que nos suene a ciencia ficción pero los investigadores, ya han descubierto maneras de cambiar, borrar e implantar memorias en humanos. Para entender cómo hacen todo esto posible, primero es necesario explicar un poco acerca de cómo se forman y mantienen los recuerdos en nuestro cerebro.
Con los avances de la ciencia, han descubierto que cada memoria que tenemos está formada por múltiples conexiones a través del cerebro. Una memoria se forma cuando ciertas proteinas, estimulan a las células cerebrales a crecer y formar nuevas conexiones, literalmente recableando los circuitos de nuestra mente. Cuando esto sucede las memorias quedan almacenadas en nuestros cerebros, y para la mayoría de nosotros, se van a quedar ahí siempre y cuando las revisemos.
Pero un punto clave que muchas personas no saben, es que las memorias a largo plazo no son estables. De hecho, cada vez que revisamos una memoria, se vuelve maleable y se restablece más fuerte y vívida que antes. Este proceso es conocido como reconsolidación y explica el porqué, en algunas ocasiones nuestras memorias pueden cambiar ligeramente con el tiempo. Por ejemplo: si te caes de la bici, cada vez que lo recuerdas y te molestas, fortaleces las conexiones de tu memoria con emociones de miedo y tristeza. Eventualmente el solo pensar en la bicicleta te puede causar miedo. Alternativamente, muchas personas tienen una memoria de un experiencia que fue traumática pero con los años se ríen de ella. El proceso de reconsolidación es un punto esencial para poder cambiar las memorias.
Richard Gray de Telegraph lo explica de una manera bastante comprensible: “Las memorias pueden ser manipuladas porque son como vidrio, y cuando son creadas existen en estado fundido, antes de solidificarse. Pero cuando recuerdas una memoria, se funden de nuevo lo que te permite alterarlas antes de que se solidifiquen”
Una de las maneras para cambiar las memorias, hacerlas menos traumáticas y evitar que sean asociadas con emociones negativas, es posible bloqueando la noradrenalina.
Por ejemplo investigadores de Países Bajos demostraron que podían eliminar la aracnofobia con el uso de propranolol un bloqueador de la norepinefrina. Para su investigación juntaron 3 grupos de aracnofobicos. A dos de los grupos les mostraron arañas en un frasco para disparar sus miedos, y a uno de los grupos le dieron propranolol (grupo a) y al otro un placebo (grupo b). Al tercer grupo solo le dieron propranolol sin mostrarles las arañas (grupo c).
Unos meses más tarde, a los tres grupos les mostraron arañas y midieron sus respuestas de miedo. Al grupo que se les dio un placebo (grupo b) y al que solo les dieron propranolol sin ver las arañas (grupo c) no mostraron cambios en sus niveles de miedo. En cambio al grupo que se les mostraron las arañas y les dieron propranolol (grupo a) fueron capaces de tocar a las arañas en el transcurso de días, a los 3 meses muchos de ellos se sentian comodos sosteniendo arañas y su miedo no ha regresado incluso después de un año.
El mismo medicamento (propranolol) ha sido probado en más ocasiones. En el 2007 con víctimas de post trauma, hicieron 2 grupos a uno les dieron placebo y al otro propranolol, y por 10 días les pidieron describir las memorias del evento traumático. Al grupo que se les dio propranolol fueron capaces de recordar los eventos con menos estrés.
En ratones probaron una técnica similar haciéndoles olvidar que un sonido en particular estaba asociado a choques eléctricos, dejando sus demás memorias intactas.
Hasta donde sabemos en humanos aún no han intentado borrar por completo una memoria, por las diversas implicaciones éticas, aunque en teoría con la combinación correcta de medicamentos y ejercicios de recordar, esto es posible.
Lo más preocupante son las investigaciones de implantar memorias en personas, que han demostrado que es bastante fácil. La psicóloga Julia Shaw ha demostrado que es posible que una persona recuerde haber cometido un crimen que no hizo, e incluso recordar detalles del evento ficticio. Puedes ver como lo hace: